La integración de educación formal y activismo nos permite ofrecer oportunidades dinámicas y diversas para los participantes en nuestros proyectos, facilitando conexiones al contexto internacional y colaboraciones con procesos locales.
SURCO A C se ubica en Oaxaca, nuestro trabajo se centra en la realidad de nuestro entorno de diversidad ecológica y humana que al mismo tiempo se ve atravesado por injusticias ancestrales. Desde este entorno de comunidades, culturas e idiomas diferentes y en constante interacción observamos algunos desafíos para nosotros, con otros y, en otros lados:
El primero consiste en la crisis climática. Ya podemos sentir los primeros impactos con la falta de agua, las nuevas enfermedades y pandemias y el clima cada vez menos predecible. Esta crisis se monta en décadas de abuso del medio ambiente, de los varios extractivismos que convierten al mundo no humano en recursos y de allí en desechos, para satisfacer su afán de acumulación. También vemos que desde acá no podemos atender las causas de la crisis climática, tenemos que entrelazarnos con otros en esta lucha, y ver las formas para adaptarnos a los cambios que vienen, lo que significa crear sistemas de monitoreo, investigación, adaptación y acción colectiva, mientras se atiendan las causas sistémicas.
Por otro lado, vivimos en un mundo con fuertes cambios tecnológicos, que nos permiten acercarnos y colaborar con gente en muchos lados y al mismo tiempo que pueden sustituir la mano de obra humana en muchas áreas. En otras condiciones, tener menos carga de trabajo podría ser un gran beneficio, pero en las condiciones actuales, donde el empleo es casi la única forma legítima de acceder a una parte de la plusvalía colectiva, esta tendencia amenaza con crear más precariedad y aumentar las injusticias y violencias económicas heredadas de épocas anteriores. Para nosotros esta realidad permeada por los cambios tecnológicos nos lleva a pensar el mundo en términos de pos-empleo y de vida digna en dónde la apropiación de la tecnología puede ser la base de la construcción de un mundo diferente.
Al mismo tiempo estamos viviendo reconfiguraciones de identidades y roles de género. Es obvio el desvanecimiento de un orden social basado en los binarios hombre – mujer con sus rígidas expectativas y prohibiciones. A pesar de las resistencias desde varios ámbitos, estos cambios han proliferado en las ciudades como en las comunidades más tradicionales, y van de la mano con la proliferación de identidades nuevas, a veces disfrazadas de tradición. Apoyamos y fomentamos el potencial liberador de estos procesos.
Por último, vemos un resurgimiento de lo comunitario. Más allá de los discursos y de la apropiación de esta palabra por las instituciones, creemos en la tarea de hacer comunidad como una forma poderosa de mejorar nuestro entorno y nuestro mundo. Estos pueden ser procesos comunitarios en las comunidades indígenas de donde varixs de nosotrxs provenimos, pero también en las ciudades y en la construcción de comunidades en el ciberespacio. Como muchxs otrxs, creemos en la importancia de tejer redes y poner algo en común, que pueden ser proyectos, tierras, cosechas, datos, etc. Lo importante es resistir el impulso de privar a los demás, es decir, privatizar. Hay que hacer comunidad para superar los procesos de acumulación, división, destrucción y violencia que todxs padecemos.